Usualmente nos dejamos arrastrar por la vida, nos despertamos y comenzamos la rutina, no nos detenemos a pensar en la maravilla de contar con un día más de vida y todo lo que ello implica, dejamos que la vida pase frente a nosotros sin hacer el menor esfuerzo de vivirla.
Porque la rutina es muy cómoda. Pero si en realidad es muy fácil encontrar nuevos motivos para snetirnos vivos, es muy fácil dejarnos asombrar si tan solo nos damos una pequeña oportunidad.
Me gustaría darle una palabra al vivir, a sentir cada momento, a maravillarse con pequeños detalles, a ver a Dios en una sonrisa, a dejar que la música levante al alma, al sentir las lagrimas venir a tus ojos cuando escuchas la voz de un ser querido… Pasión.
Porque una vida sin pasión no es vida, porque una vida desapasionada es una vida desperdiciada, somos una maravilla andante, para qué desperdiciarnos si podemos vivir cada momento como si fuera el primero. Y digo el primero, poque cuando alguien dice “vivir cada momento como si fuera el último” pensamos en vivir al extremo, que nos lleva a vivir en excesos, que no es vivir, es morir más rápido de lo necesario; yo digo vivamos cada momento como si fuese el primero, como el niño pequeño que ríe al ver a su madre y llora cuando ésta se va, como el niño que aprende por vez primera a montar bicicleta y disfruta cada instante del viento en su rostro, disfrutando cada instante al máximo.
Vivamos como niños, dejémonos asombrar por la vida, dejemos que las situaciones imprevistas nos tomen por sorpresa, vivamos con pasión por la vida.
-C.R.A.