Despues de darle muchas vueltas al asunto, llegué a la conclusión de que debe de existir una explicación lógica al porqué tantas personas son irracionalmente afectas a las novelas neo-vampíricas.
Por lo tanto dejenme citar a Sir. Arthur Connan Doyle “si eliminamos lo imposible, lo que queda, por muy improbable que parezca, debe ser la verdad”, por lo tanto eliminamos como causa un hechizo global que cause que las jovenes lectoras se vuelvan incodicionalmente apegadas a un personaje ni la mitad de romántico de lo que quisieran creer. Creo haber llegado (después de caminar con cuidado por lineas de pensamiento tan enreveradas que no me molestaré en tratar de explicarlas) a aislar dos causas principales para este fenómeno.
Esta enfermedad puede deberse a diversas causas, en primer lugar he deshechado la idea de que estas novelas son tan contagiosas por ser “buenas”, no llegaré a llamarlas pseudoliteratura, porque no tengo el derecho, pero no creo que sean buena litaratura, porque si un efecto certero tiene la buena litaratura es que deja al lector con un insaciable deseo de seguir conociendo, un buen libro deja ganas de conocer más cosas y cosas diferentes, quien lee a un buen escritor, al temrinar con sus obras quiere leer las de otros y obras de otros géneros para poder crearse un criterio o para expandir sus horizontes.
En segundo lugar llegan a mi resonantes palabras de innumerables víctimas, la misma frase (over and over again) “es que Edward es el hombre perfecto”, permítanme tener el descaro de burlarme por un segundo. No puede ser el hombre perfecto, porque es un vampiro, no un hombre, un ser (de acuerdo con el folklore tradicional) no-vivo, una creatura que vive de maldad y sangre humana, típicamente un villano, incapaz de reconocer sentimientos humanos puesto que no lo es (aunque aparentemente éstos son una pobre excusa de vampiros).
Por lo tanto he llegado a la conclusión de que la locura por estas novelas se debe a dos carencias escenciales; la falta de acercamiento a la literatura y la falta de romanticismo en la vida diaria.
La juventud a nivel global se encuenta en una “crísis romántica” vivimos en un mundo donde lo más romántico que conoce un joven es decir “te amo”, donde un “vampiro” que vive “a la antigua” rompe crazones, donde los hombres no buscan defender el honor de las mujeres que conocen y las mujeres no se dan su lugar.
Quien halla leído la dama de las camelias o el amor en los tiempos del cólera, no se deslumbrará con el pseudo-romanticismo de estos libros, quien halla leído poemas de Neruda o escuchado a corazó abierto una canción de Silvio, simplemente reírá para sus adentos al ver cómo las chavas se desviven por crepúsculo, quien ha sufrido con D’Artagnan sabe como se siente una verdadera batalla entre lo que es correcto y lo que está mal y reirá abiertamente al escuchar de la batalla entre disque-vampiros y medio licántropos.
Si eres de quienes aman estas novelas de vampiritos, por favor no te sientas ofendido, simplemente regálate la oportunidad de conocer más, de leer libros clásicos, de escuchar música sincera, de vivir la vida con un poco más de ilusión y pasión; pero pasión no como se le conoce ahora, sino con esa pasión que hace arder murallas, con la pasión que lleva a cambios, con PASIÓN POR LA VIDA.
-C.R.A.
Lo encuentro acertado, muy lúcido y lleno de convicción por la buena literatura, la buena música, y la cultura,