Llamamos malinchista a todo aquel que “prefiere” el extranjero sobre México, a todo aquel que “traiciona” las raíces del hombre de bronce, a aquel que es de otro lugar, a aquel que nos “invade” a quien nos incomoda.
Hoy he decidido dejar de ser pinche y comenzar a ser malinche, porque si aspirar a ser mejor y dejar de ser mediocre es ser malinche, yo quiero serlo, porque si para tener un lugar en el mundo tengo que hablar más inglés que español y conocer de economía mundial, que así sea, porque si para sobresalir necesito dejar de vivir en mi amado Yucatán, entonces me iré con todo el dolor de mi corazón. Pero no estoy dispuesta a ser mediocre por el resto de mi vida.
Dejemos de llamar malinche al que quiere ser mejor y comencemos a llamar malinche al que se conforma, al que se siente intimidado por si mismo y amenazado por la confianza del otro; llamemos malinche al político corrupto, al estudiante deshonesto, al mexicano baquetón, al racista, al intolerante. Malinchista Tú y malinchista Yo, por ofender a los demás como medio de protección personal o como protección ante nuestras inseguridades, por pensar en los demás en términos de wach, naco, fresa, wiro, tonto, déjame decirte que no sirve, sólo te haces más daño. Porque al fijarle una mentada al otro, dejamos ver lo peor de nosotros, al apuntar el dedo índice al otro estamos apuntando los demás dedos hacia nosotros mismos.
Es por esto que somos un país de malinches, porque la malinche no era española, era de nuestra tierra. Y somos malinches porque así nos gusta ser, mediocres, corruptos, nos gusta hacernos a la víctima, insultar al otro, emborracharnos y gritar “viva México cabrones”.
La única manera de no ser malinche, es queriendo, y no es nada fácil, porque querer de verdad implica convicción profunda porque es muy fácil quedarnos en nuestro pequeño casillero donde estamos “bien”, sabemos que podemos ser mejores, pero aquí no estamos mal. Que no nos de miedo que el pinche nos diga malinche, si eso significa que estamos trabajando para ser mejores.
-C.R.A.