Todos estamos expuestos a los medios de comunicación, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos a dormir nos encontramos en contacto constante con revistas, diarios, internet, espectaculares, televisión, radio, etc. Buscamos mantenernos informados del acontecer diario y en ocasiones contenidos didácticos, muchos de nosotros acudimos a los medios después de un día estresante, sintonizamos la radio camino a la escuela o al trabajo para hacer el viaje más ameno; todos somos consumidores de los medios, pero ¿hasta que punto utilizamos los medios y hasta que punto dejamos que los medios nos utilicen?.
No somos receptores críticos de los medios. Cuando vamos al doctor y nos da un diagnóstico, es completamente normal ir por una segunda opinión, cuando vamos a comprar algo revisamos distintos lugares en busca del mejor precio o la mejor calidad; ^por qué será que no hacemos lo mismo con los medios? Cuando López Dóriga o Carmen Aristegui dicen algo, en seguida lo procesamos como la verdad absoluta, sin siquiera buscar otras fuentes; cuando el diario de Yucatán saca una nota, en ese momento es verídico, no nos informamos debidamente, dejamos que los medios nos vendan el producto o idea que se les de la gana, y no es solamente culpa del medio, es nuestra culpa en igual medida por no buscar más allá, por ser conformistas.
En este panorama entran los medios alternativos, pequeñas alternativas independientes (como los blogs, radios comunitarias, panfletos informativos, etc.) cualquier medida que salga de “lo ordinario”, por ser pequeños suelen brindar una opción informativa diferente; pero como son pequeños y muchas veces atentan contra la corriente actual de información son censurados y con mucha frecuencia.
Quisiera invitarlos a explorar los medios alternativos y todas las posibilidades que ofrecen para mejorar nuestro entorno.
-C.R.A.