La tolerancia no es una palabra que me guste mucho, suena como a algo que te obligan a hacer, algo que “tienes” que hacer, decimos hay que “tolerarlo” con tono pesado y mala gana, como que lo tengo que soportar, no me gusta pero no me queda de otra. En realidad significa entender y respetar las diferencias de otras personas, y al comprender verdaderamente lo que hace a otros diferentes nos debería hacer apreciar su diversidad, te tolero porque eres mi hermano, porque tus ideas, opiniones y sentimientos son tan válidos como los míos, porque aunque para mí lo que tu prefieras esté “mal” probablemente para ti lo que yo pienso también está “mal” y podemos ver que en ciertas ocasiones no es que algo esté bien o mal, simplemente es diferente. No quiero caer en un relativismo, hay cosas que están bien y cosas que están mal, y es en estas ocasiones cuando la tolerancia se vuelve aún más compleja, porque es muy fácil decir respetemos las opiniones de los demás, pero cuando las opiniones de los demás confrontan directamente nuestras creencias, convicciones u opiniones se nos hace casi imposible respetar al otro.
Respetar al otro no significa necesariamente estar de acuerdo con lo que dice y piensa, pero poder asimilar que hay opiniones distintas a las nuestras, yo considero que para poder ejercer una verdeara tolerancia se necesita mucha caridad; y que se entienda caridad no como “dar limosna” sino como ese amor que debemos tener por las personas por el simple hecho de ser hijos de Dios, que duro puede ser que se nos pida amar a quien piensa diferente a nosotros, que se nos pida amar al ladrón, al que nos traiciona, pero no es imposible, extremadamente difícil, pero no imposible.
Si existiera una palabra mejor para designar todo lo que “tolerancia” significa, una palabra que invite a actuar de corazón, una palabra suave pero profunda, una palabra que resuene dentro de los corazones y mentes de los hombres, si encuentras esa palabra…
Let me know…
-C.R.A.